Juan Ignacio Córdova, Médico General de Zona
“COMO MEDICO GENERAL DE ZONA HA CRECIDO MI VOCACION DE SERVICIO”

“La experiencia de ser médico general de zona es muy potente. Ojalá todos médicos pasaran por esto, es una experiencia que sensibiliza”

Así describe su experiencia el doctor Juan Ignacio Córdova quien egresó de la Universidad de Chile 2010 con el firme propósito de emigrar de Santiago para iniciar su vida laboral, y a quien hoy encontramos a 84 Kilómetros de Temuco en el Hospital Arturo Hillerns Larrañaga en la comuna de Puerto Saavedra.

Llegó a nuestra región el año 2011 a la ciudad de Lautaro y hace 2 años en un proceso de reubicación interna postuló a la comuna que actualmente lo acoge, Puerto Saavedra.

Hoy, junto a otros 6 médicos conforman el equipo de Médicos Generales de Zona trabajando en la costera comuna. Acostumbrarse no ha sido fácil, muchos de ellos viajan a diario desde Temuco, el Dr. Córdova en cambio optó por tener casa en la zona, vive en la comuna, compra leña, tiene un circuito para recorrer en bicicleta, juega a la pelota y hace su vida totalmente integrado en el pueblo. Hay ocasiones en las que necesita de la ciudad, los fines de semana por ejemplo, y ahí se traslada a Temuco por un poco de “Rock”

La tecnología sin duda hace más fácil la permanencia en el sur alejado de su familia y amigos. Los amigos de siempre, los del colegio, los de la universidad, familia, hermanos. La nostalgia hace lo suyo en fechas importantes y en los oscuros días de lluvia en el sur de nuestro país.

A sus 30 años ha adquirido un pensamiento más bien crítico respecto a la formación profesional que se entrega en las grandes ciudades. Señala que muchas casas de estudios están enfocadas en la especialidad o subespecialidad y no preparan para chocar con la realidad que se vive en hospitales pequeños y alejados de los grandes centros urbanos. Tampoco se preparan profesionales para atención primaria y menos rural.

“En comunas con alta ruralidad, el escenario es aun más complejo. Muchos pacientes llegan solos, provenientes del campo, llegan con horas de retraso a sus consultas o controles, no hay los mismos recursos que en los hospitales grandes, el poder acceder a un especialista es complejo y ante este escenario -como médico- hay que hacer de todo y es aquí donde se fortalece la vocación de servicio público. La experiencia de ser médico general de zona es muy potente. Ojalá todos médicos pasaran por esto, es una experiencia que sensibiliza”. Así nos relata su día a día en los pasillos del principal centro asistencial de la costa de La Araucanía.

“En Santiago o en las grandes ciudades uno vive una realidad completamente distinta. Estar acá, permite un acercamiento con la realidad de muchos lugares de los que no se tiene idea. Aprender de la salud pública genera otra forma de ver la medicina. Uno se sensibiliza al estar en estos lugares. Yo por mi parte viví una realidad muy distinta en Santiago, uno está en hospitales grandes, donde generalmente hay de todo, uno piensa que son precarios pero cuando llega acá nuestra visión cambia”.

Respecto al aprendizaje logrado en estos años en el sur de nuestro país el Dr. Córdova es muy claro al señalar que “acá los médicos se “sensibilizan”… hay que lograr una empatía muy significativa con el paciente, hay que desenvolverse en todo tipo de áreas. Acá vemos pacientes de todas las edades, de todas las especialidades; policlínico, urgencias, terreno, acá hacemos de todo. Y es en este escenario cuando logramos entender al paciente, conocer su realidad, su entorno, entender porque dejó pasar tanto tiempo antes de acceder a un centro de salud, ver que hay muchos adultos mayores que viven solos, que no logran entender lo que les pasa, y que no cuentan con una red de apoyo en su vida diaria”

Lo acompañamos a realizar algunas visitas rurales. Acá nos dejamos guiar por del conductor del hospital quien, con años de oficio, conoce los singulares caminos de la zona; caminos de ripio, sin mucha señalización, casas sin número y donde sólo logramos acceder gracias a un conocedor de la zona.

Lo recibe con los brazos abiertos, como autoridad local, pacientes y familiares agradecidos de no tener que movilizarse hasta el centro asistencial para controlar sus avanzadas enfermedades. Él, por su parte puede verificar, no solo la condición de sus pacientes sino, controlar si la ingesta de medicamentos está de acuerdo a lo prescrito. Muchos de ellos, de avanzadas edades no tienen quien los cuide, y los remedios no los toman de acuerdo a las indicaciones. El poder llegar hasta sus hogares marca la diferencia.

Es aquí donde podemos vivenciar junto a él todo lo que nos relató durante el día, las distintas realidades de sus pacientes, el amor a su profesión, la empatía y el cariño con él que ejerce la medicina al servicio de una de las comunas más pobres del país.

De vuelta al hospital nos señala “Ser médico general de zona es una experiencia importante que te prepara para ser un médico integral, mucho más humano, mucho más empático. Conocer a realidad de la salud pública”